L’Anticoncept
(El Anticoncepto)

Creada por el artista plástico Gil J Wolman cuando tenía 23 años y en plena eclosión de la vanguardia letrista de la que era militante, L’Anticoncept representa uno de los momentos más significativos (aunque ignorados) del cine experimental del siglo XX. Guy Debord mismo, en sus años de juventud se unió al movimiento letrista y realizó su primera película, una declaración de guerra contra la imagen, la pantalla y el espectador: Aullidos a favor de Sade, dedicada justamente a Wolman e inspirada en buena medida en la experiencia de L’Anticoncept. Esta obra, a diferencia del filme de Debord, continúa explorando las potencialidades críticas del artefacto, el cuerpo y la materialidad del proyector, la banda de sonido, el espacio de la sala de proyección y del celuloide; en cierta forma plantea una recapitulación escultórica de la representación cinematográfica y de sus soportes. Así, L’Anticoncept  se presenta como la materialización de la teoría “física” de la creación artística planteada por Wolman en un breve manifiesto que también forma parte de la banda sonora de L’Anticoncept: el “Argumento cinematocrónico para una fase física de las artes”. La pieza de Wolman, que se presentó el 11 de febrero de 1952 en el cine club ‘Avant Garde 52’, consistió originalmente en la proyección de pulsos de luz de un proyector sobre un globo blanco suspendido, acompañada de una banda sonora con textos y poemas fonéticos.

La película fue prohibida por los censores franceses el 2 de abril de 1952, cuando los letristas visitaron el Festival de Cannes el mes siguiente, obligados a restringir la audiencia únicamente a los periodistas.

Elena Pardo y Morris Manuel Trujillo, miembros fundadores del Laboratorio Experimental de Cine (LEC), han creado una versión de esta escultura cinematográfica viva, en homenaje a uno de los pioneros de este campo.

Texto: Carlos Prieto